-Voy
conduciendo de vuelta a casa tras recoger a los enanos del cole, el Mayor me da
el corazón de la manzana que se acaba de comer y yo, para no manchar el asiento
dejándola tirada por ahí y como es un resto bio degradable decido tirarla por
la ventana del coche al campo que queda al lado de la carretera, así que la
lanzo con todas mis fuerzas con la mala suerte de que la ventanilla estaba
cerrada. Mascarilla regeneradora de manzana para mi pelo, compota de manzana por
todo el coche y divorcio express en cuanto mi marido lea esto.
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Volviendo a casa después de pasar la tarde en el parque cruza la calle con
nosotros un señor muy viejecito y mi hijo mayor comenta como si nada “ Mamá, yo
no me quiero morir de viejo como ese señor” . El pequeño James Dean (vive
deprisa, muere joven y deja un cadáver bonito) recibe su primera mirada
asesina, y yo, callada como una tumba, muy apropiado todo.
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Miércoles, 4:00
A.m. un grito desgarrador cruza el pasillo: “mamaaa pipi”. El condicionamiento
intensivo al que estamos sometiendo al Rubio para que deje el pañal tiene
efectos insospechados. Se niega a mearse encima y yo no puedo hacer más que
levantarme como un zombie, sentarle en el WC y rezar para que caiga todo
dentro.
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Mis hijos tienen
un momento homenaje al Vaquilla, alegre bandolero, en una zapatería cuando
cogen unas diademas de niña que tienen en un expositor y salen corriendo por la
puerta y descojonándose mientras yo estoy esperando a firmar el recibo de la
tarjeta de crédito. No nos denuncian porque soy cliente
habitual. Aproximadamente una vez al mes tengo que ir a por unas zapatillas de
deporte nuevas, ya que al parecer, el suelo del patio del colegio está hecho de
papel de lija y las zapatillas no aguantan mas de tres semanas enteras.
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Tengo un
arranque de feminidad una noche tras acostar a las fieras y con el marido
jugando al baloncesto y decido hacerme la manicura, sentarme con una copa de
vino blanco y ver cualquier cosa en plan Sex and the City que pongan en
Divinity. La cosa se jode cuando tengo que echar mano de unos alicates para
abrir el frasco de pintauñas mientras farfullo palabrotas y me miro al espejo
descubriendo que hace ya una semana que me tenía que haber depilado el
entrecejo. En ese momento saco dos conclusiones: 1, hace demasiado tiempo que
no me pinto las uñas y el esmalte se ha secado; 2, la cantidad de testosterona
es tan elevada en mi casa que está empezando a afectarme seriamente.
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comentarios
Comments ( 4 )
GENIAL !!
Muero de risa!! jajaj a partir de ahora de seguidora fiel me tienes.
Saludos
Blanca
Ja ja!!! Muy bueno. Yo a veces, m doy cuenta d mis pintas cuando bajo en el ascensor. Tiene espejo!!!!!
Gracias chicas por los comentarios!