Cuando se acaba el verano se
enfrenta una de nuevo con la vuelta a los horarios y los madrugones, con la
sensación de lo poco que ha durado lo bueno y la falta clara de perspectivas en la
vida. Los señores que se hacen ricos aprovechando la debilidad de la masa lo
saben y por eso inventaron hace tiempo el cambio de temporada en las tendencias
de moda. Así, una se enfrenta a septiembre con algo de ilusión, con la idea de
ver que se llevará, cuales serán las arriesgadas propuestas de los diseñadores,
y, si Amancio tiene suerte, y siempre la tiene, correremos a las tiendas a
buscar alguna prenda que nos haga sentir mega fashion y que de paso, disimule
los cuatro kilos que te has pillado en verano.
Ahora, todas sabemos que eso
de novedades de temporada otoño-invierno hay que mirarlo detenidamente. Porque
yo, desde que tengo uso de razón fashionista, siempre en los especiales del
Vogue de septiembre te aparecen con lo mismo: cuero, piel, punto, estilo
militar, estilo masculino, estampado tartán, colores gris, negro, granate (que,
con toda la cara del mundo le llaman “burgundy” y ale, un color nuevo). Vamos,
que tienes que mirar la fecha de la revista para ver si es de este año o de
hace cuatro. Si, meten alguna novedad que se perderá la temporada siguiente por
lo que no merece la pena ni recordarla.
Y de esto me doy cuenta yo,
que no tengo ni puñetera idea de moda. Aunque me guste siempre mirar las
revistas y los blogs, luego me pongo lo primero que pillo y hay días que me
miro en el espejo del baño del curro y me doy cuenta de que a primera hora mi
cerebro no rige correctamente. Que le voy a hacer. Pero, como mínimo consigo aplicar
al vestuario un algo de coherencia con mi edad y el cuerpo que me queda tras
los dos embarazos. Por eso, he decidido que hay ciertas cosas que ya no me
puedo poner, y esto amigas es mucho más de lo que puede decir Ana Obregón.
La lista de los imposibles
(ojo, imposibles para mi, las chavalas de las fotos van perfectas) es la
siguiente:
Vestidos cortos
y ajustados. Aún me quiero y me tengo respeto a mi misma como para hacerme
esto.
Escotes profundos. Muy profundos tienen que ser para que se vislumbre algo de las tetas que me dejó la lactancia
Pantalones de cintura alta. Si a las chavalas de 20 años les sientan como un tiro no te explico cómo me quedarán a mi.
Mega-tacones. Si
eres el que gana todos los años la carrera con tacones de las fiestas de
Chueca, adelante. Si eres una madre con dos niños ni se te ocurra.
Tops
ombligueros. Particularmente, los que se han visto en la red este verano dejan
ver esa parte de mi tripa que antes era de piel y que ahora es de gelatina.
Mezclas
surrealistas. No me acabo yo de ver en el mercadona con un chaleco de vaquero
años 70 y los pantalones galaxia…..
Pantalones
cortos vaqueros. Las chicas enseñan los bolsillos, yo enseñaría la celulitis.
No es lo mismo.
Pantalones cortos
vaqueros con medias negras. Esto solo se lo perdono a las chavalas de quince
años, porque se que cuando miren esas fotos dentro de diez años sentirán lo
mismo que siento yo cuando miro las mías con pantalones ciclistas, la sudadera
de amarras y las cejas sin depilar.
Abrigo Yeti. Seamos serios
2:06
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comentarios
Comments ( 5 )
Me atrevería a decir que esto que has puesto es imposible para el 99,99% mujeres/mamás del mundo ;)
Vamos, para mí al menos también!!
Un Beso!
Luci, tienes razón, es que la moda parece que solo es para mirarla, no para ponérsela.
Otro beso
Pues yo de los tacones no me apeo ni muerta. Para el resto te doy la razón 100%.
¡Besos!
Ahhh María, ¿ Así que eres tu la que gana la carrera de tacones de las fiestas de Chueca? Ya veo yo que lo de runner tiene muchas facetas desconocidas jejejeje
Un beso
Lo de que haya vuelto la moda de los 80 es que no llego a entenderlo...