Bien es verdad que un niño
es un niño ( o niñ@, seamos paritarios) y que hay que tratarle como tal, pero
esto no quiere decir que por el mero hecho de ser niño se le pierda el respeto;
que ya son muchos años faltándoles con cosas como:
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“Jugar” con el
niño a quitarle una cosa y decirle que es tuya, y luego, cuando el pobre se
pone a llorar porque no se la devuelves decirle que era broma y que como se
pone por nada. ¿Y si le pasa esto a un adulto? Pongamos por ejemplo que un día
a un señor de aproximadamente metro noventa, 100 kilos de puro músculo y ex
soldado del ejército de, digamos, Rusia, se te acerca y te quita las llaves del
coche y te dice que es suyo. Además, como el tío es un cachondo mental, levanta
el llaverito delante de tus narices y cuando intentas cogerlo lo sube haciendo
un ruidito y partiéndose de risa. Cuando tu, con lágrimas en los ojos y después
de mucho suplicar decides llamar a la policía, va y te dice que como te pones
por nada, que estaba jugando contigo. Y como encima ande tu madre cerca, te toca
disculparte por lloriquear y darle un besito al señor.
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Obligar a los
niños a compartir sus cosas, vamos, la típica imagen en el parque de un niño al
que otro le coge una pala y, cuando llegan a las manos (el ser humano es así)
viene la madre del dueño de la pala muy avergonzada porque su hijo “no sabe
compartir” y se la deja al otro, una vez consigue arrancarla de las manos de su
hijo entre berridos y lagrimones. Es curioso, porque un día en el parque vi a
un chaval de unos quince años, pantalón cagao, gorra rapera y toda la pinta de
haber estado en el campamento de verano de los latin king ese año, acercarse a
un grupo de madres pidiendo muy educadamente que alguna le dejase llamar a su
padre para que viniera a buscarle porque su móvil estaba sin batería. Por lo
que parece uno nunca acaba de “aprender a compartir” porque el chaval se fue a
casa andando.
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Vestir a los
niños con pantalones cortos y/o faldita con calcetines en pleno invierno. La
justificación a este hecho incalificable es “están moniiiisimos” Si, desde
luego el morado de los labios conjunta de maravilla con el color azulado de las
piernas, enhorabuena. Un apunte: son niños, no Nenucos, es decir, que tienen ciertas
características típicas de los seres humanos como la capacidad de sentir frío o
la capacidad de sentir vergüenza; aunque esta última a los pobres niños que van
en pantalón corto todo el año les fue arrebatada durante los primeros meses
cuando les colocaron el faldón.
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Obligar a los niños
a besar desconocidos. Porque aunque a ti te presenten a esa amiga de tu madre
con ese pelo cardado y el muestrario completo de Margareth Astor P/V colocado
en la cara, tú puedes, más o menos, salir al paso con dos besos medio al aire,
pero tu hijo está vendido. A tu hijo se le va a acercar un ser humano que le
triplica el tamaño y que huele como la planta baja de un Corte Inglés, le va a
pellizcar los mofletes con bastante fuerza (que estas señoras aprietan que da
gusto) mientras chilla “ay que ricooo” y encima su, madre traidora, le va a
obligar a estamparle un beso en toda la cara. Eso deja huella, y no hablo solo
de los restos de pintalabios.
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comentarios
Comments ( 3 )
Totalmente de acuerdo, seamos también coherentes con ellos, que aunque pequeñitos, son personas!!
Un beso :-)
http://mamitambienexiste.blogspot.com.es/
Pues si, hay que respetarles o luego ellos no nos respetaran!! Me apunto tu blog, gracias por leerme!!
Aiiiinch!! Que razón tienes y con que salero lo dices!!! :) Ya vale de ningunear a l@s niñ@s!!