Concéntrate joven guerrero,
si quieres alcanzar la iluminación, antes tendrás que cruzar las cinco puertas
del infierno. Sólo los más hábiles, los más pacientes, los más constantes, los
más desequilibrados alcanzarán la iluminación.
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Primera puerta,
el tormento físico. Una madre Ninja necesita tirar de cuádriceps cada treinta
segundos. En el preciso instante en el que deposita el culo en el sofá, después
de haber sacado el lavavajillas y tendido una lavadora una vocecilla clama -
¡agua!- y ha de incorporarse para dar de beber al sediento. Dos segundos después
de agarrar el mando a distancia se vuelve a oír -¡quiero agua!- ¿pero no me la
podías haber pedido cuándo le he traído el vaso a tu hermano? – Ya da igual,
vuelta a la cocina- Os dejo una botella aquí por si queréis agua. Y no he
llegado a sentir el respaldo en el lomo cuando – ¡quiero un plátano!- Me voy a
cagar en todos los monos calvos. Pero como me voy haciendo vieja y sabia por
momentos, esta vez no me pillan, arrastro la butaca hasta la cocina y me siento
con una revista a esperar la siguiente exigencia. ¿Galletas? ¿Un trozo de sandía?
¿Un cuenco de Lacasitos sin los de color marrón? Tan complacida estoy de ver
cómo soy capaz de abrir la nevera con el pie para que ellos mismos se
abastezcan de yogures y evitar tener que levantarme, que casi no oigo la voz
que surge el mismo averno – Mamá, ya he terminado, ven a limpiarme el culo-
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Segunda puerta,
la paranoia. Una madre Ninja siempre está alerta. Una madre Ninja no de fía. A
una madre Ninja ya le han pintado las paredes con petit suisse de apretar del
Mercadona demasiadas veces como para saber que el silencio prolongado es malo.
Una madre Ninja ha visto perros salchicha con peluca, pajitas nadando en el
water, una cara llena de pegatinas de las naranjas en la cola de la frutería.
Ha visto niños bebiendo nata líquida a morro y ha visto cómo su única jarra de
cristal se rompía en mil pedazos porque – no queríamos que te levantaras para
traernos agua Mami- Y ademaz, te quedemos muchíisimo. Espera, ¿qué coño ha sido
ese ruido?
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Tercera puerta,
la impotencia. Es esa sensación que invade a una Madre Ninja que ha necesitado cuarenta
minutos para salir por la puerta de casa porque nadie sabía donde estaban sus
zapatos y una vez encontrados nadie sabía por qué el Rubio llevaba uno verde y
uno azul y los dos del mismo pie; porque mami, he tenido que pegarle en la
cabeza con la jirafa porque me miraba raro; porque yo sin mis cinco Kikos no me
monto en el coche; porque quién leches ha cogido mi cartera, Rubio suelta eso
ahora mismo vas a estar castigado hasta los quince años y porque una vez
subidos al coche, cinturones puestos, ventanilla bajadas solo un poco, así no,
un poco más, no tanto, menos; de repente – Mamá, me hago caca.
Las dos últimas puertas son
tan aterradoras, tan sobrecogedoras que necesitan un segundo post ( y que si no
esto es muy largo y no os lo leéis, que nos conocemos)
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comentarios
Comments ( 13 )
Jajaja. Madre Ninja, eres muy poderosa. ¡Ánimo!
Jajajajajajaja, qué grande eres. Espero impaciente los detalles sobre las 2 últimas puertas.
Gracias por estas risas que mitigan el tormento físico y la impotencia
Me encanta el post y me hubiera leído todas las puertas.
Me ha dejado muerta lo de los lacasitos marrones discriminados O_o.
Los momentos escatológicos me recuerdan a un amigo que se quedó una tarde a cargo de los sobrinos de su novia, estábamos todos en una terraza tomando algo y el más pequeño le pide pis y cuando estaba a punto de subirle todo le dice "Paco, tengo caca" y él "me cago en todos los tornillos" anda que no nos reímos.
En lo de salir de casa me siento identificada, yo calculo una hora para lavarnos, vestirnos y desayunar los dos cada mañana, la que me espera cuando llegue el cole.
Ansia viva esperando la segunda parte.
Un abrazo.
¡Por favor! Me estreso sólo de leerte. Qué manejo de la situación tienes que tener sólo para lograr salir por la puerta de casa. ¡Jajaja! A ver qué se ocultará detrás de las próximas dos puertas...
Me suenan un montón todas esas puertas, jajaja
Extraigo mi poder del sufrimiento....
Sin la risa no podríamos cruzar las cinco puertas cada día
Afortunadamente hay lectoras como tu,Araceli,que se leen post largos del tirón. Un beso y ánimo para cuando empiece el cole y te tengas que levantar dos horas antes
Salir de casa es lo peor,aunque luego fuera controlar a las fieras también es un tema...
Cada día hay que pasar por lo menos por una de las puertas,compañero,y hay días que hasta por las cinco atravieso!!
Bueno, bueno, bueno...
Me has recordado lo de beber la nata a morro y... ¡¡qué mal lo pasé leyéndolo y a la vez cómo me reía imaginándote/los!! sí, un poco bipolar nos vuelve la maternidad... ¡qué te voy a contar que tú no sepas!
Con las puertas del averno de momento estoy muy, pero que muy de acuerdo.. Para que te consueles, a mí ya no me grita ElCanijo desde el aseo cuando ha terminado de "plantar un pino" a mí me persigue abriendo sus cachetes de culete preguntando "¿Mamá ya está limpio?".. sí hija, primo hermano de El Rubio.. ¿no?
Bss guapa!!
Ja, ja, ja... Ha estado genial.
Empiezan pintando las paredes con petit suisse de apretar, y en progresión ascendente hasta el infinito y más allá...
no puedo tia...eres grande, grandisima!! jajaaja