Tengo una hipótesis: los recién nacidos son, en realidad,
alienígenas. Por supuesto es una hipótesis loca, que ha generado mi escasa
capacidad de raciocinio, devastada tras las pocas horas de sueño, la
alimentación desordenada y los pezones en carne viva. Tratare de argumentarlo (no prometo nada).
Los recién nacidos no son de este planeta. Para empezar,
cuando llegan, han de aprender a respirar en nuestra atmósfera, que es una cosa
súper marciana. Para poder permanecer en la Tierra y culminar su invasión,
tienen que aprender también a alimentarse como un ser humano, algo bastante
complejo, ya que su sistema digestivo extraterrestre ha de habituarse a la
comida humana y en muchas ocasiones se rebela en forma de gases, cólicos y unos
cagarros amarillo-verdoso que, admitámoslo, no son de este mundo.
Su aspecto no deja lugar a dudas; son humanoides, pero no
son enteramente humanos. Les delatan sus cabezas apepinadas, su extraño color
de piel, sus parpados casi transparentes o sus pequeñas manos de vieja en
miniatura. Seamos sinceros, no son bonitos. Son fascinantes, uno no puede dejar
de mirarlos, pero no son bonitos. Mejoran
medida que crecen, aunque el primer día que los ves, envueltos en una pátina
blancuzca y con esa cosa negra colgando del ombligo, no puedes evitar pensar
que aquí hay algo raro.
Son organismos parasitarios que dependen del huésped al
100%, pero son un tipo de parásito despótico y dictatorial, porque a ver cuándo
se ha visto un parásito terrestre que obligue a su huésped a estar levantado a
las cuatro de la mañana viendo los cantajuegos o dando saltitos por la cocina a
modo de danza india durante más de dos horas para intentar dormirle. Además
crean en el huésped una sensación enorme de responsabilidad que ciertos días le
lleva a rozar la locura. No creo que nadie se presente en urgencias de un
hospital dando berridos porque su solitaria ha tosido raro.
La comunicación con ellos es imposible. Para empezar, ni te
ven, o eso quieren que creamos. Abren esos ojos un tanto inexpresivos y
ligeramente bizcos y comienzan los movimientos espasmódicos y los soniditos guturales,
que a todos nos parecen monísimos pero que en realidad deben ser un mensaje a la nave nodriza del tipo: “Aquí
teniente coronel ULK238 desde la Tierra. El plan para la invasión continúa
según lo previsto. Hoy algunos humanos han intentado comunicarse conmigo, su
lenguaje primitivo se reduce a una especie de ruidos inconexos y la palabra “ajo”. Claramente son retardados
y su voluntad es muy sencilla de controlar. Solo he necesitado dejar a mi
humana una semana sin dormir para que obedezca todas mis órdenes. Me dispongo a
regurgitar leche una vez más sobre su hombro y luego a impedir que se limpie
berreando con fuerza si intenta depositarme en la cuna. La tengo totalmente
sometida, en breve enviare coordenadas para el aterrizaje masivo de nuestras
naves.”
Desde aquí le pido a la NASA
que analice este fenómeno, porque en apocalipsis alien está cada vez más
cerca. Para mí ya es tarde, llevo un mes sin peinarme, no consigo ir al baño
sin llevar en brazos a un bebe durmiente y en estos momentos tecleo este post
con una sola mano porque si suelto a mi tercera pasajera su llanto me perfora
el hipotálamo. Salvaos vosotros que podéis.
5:50
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comentarios
Comments ( 6 )
Visto así sí que parecen de otra especie. Y lo peor es que quieren arrastrarnos a su submundo, cambiando nuestros hábitos y quitándonos los privilegios.
Jajaja muy bueno y q cierto! !!!
Tienes tanta razón q nunca mirare un bebé igual. Jajaja.
Cuando vi el título pensé que vivir entre tanto tío te estaba trastornando, pero ahora la trastronada soy yo ¡¡¡Dios mío, dónde hay que firmar para que la nasa lo investigue a conciencia!!!
Bien visto...
Firmada la petición a la NASA!! Tal cual