Cuando la nieve hace su aparición, el guerrero Ninja
ha de estar preparado. Bajo su pacífica apariencia la nieve supone un peligro
mortal..
Es ya tradición en la
familia Ninja, antes incluso de constituirnos como tal, tomar unos días de
asueto invernal (pocos, que es muy caro) y buscar algún sitio por el que nos
dejen deslizarnos con los esquís, con mayor o menor fortuna. Desde el año
pasado llevamos con nosotros a nuestra descendencia con la intención de que
aprendan bien a esquiar, no como el Samurai y yo que somos autodidactas y
hacemos lo que nos parece. Eso si, nos lo pasamos pipa.
Otra novedad que hemos
introducido desde el año pasado es la de hacer el viaje con dos familias mas,
amigos con hijos de la misma edad de los nuestros, con lo que el viaje se
multiplica en todas sus facetas: se multiplican las horas necesarias para
embutir al niño en la ropa de esquí, los chillidos y tirones de pelo, el
cachondeo, las ristras de chorizo y salchichón para llevar a las pistas, las
regañinas lanzadas al aire porque seguro que uno de los cinco la está liando,
las malas ideas nacidas de una cabeza infantil, los gintonics de ginebra chunga
del Mercadona, y sobre todo la diversión. Porque el esquí no es solo un
deporte, es un concepto completo que incluye un viaje, una estancia en algún
sitio y hacer algo de deporte. Esto del deporte ya se lo dosifica cada uno como
quiere; hay gente que a las ocho de la mañana ya está en la cola del telesilla
y no está tranquilo hasta que los pisteros no le echan del recinto por la tarde
y gente que se hace dos bajadas y se sienta a tomarse una caña o un café
tranquilamente. Yo estoy en un punto medio, tanto me gusta el esquí como las
cañas (ya lo sabéis), pero este año, con el Mayor en pleno descubrimiento del
esquí no he pisado el bar. Lo que si he hecho es una investigación concienzuda
que he plasmado en estos pequeños apartados y que glosaremos bajo el nombre “Puntos
a tener en cuenta si quieres que tu hijo de cinco años esquíe y llegar viva a
tu casa”
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1: Paga un
profesor. Por lo que más quieras, paga un profesor. Incluso aunque tu mismo
seas profesor de esquí, paga a otra persona para que te haga el trabajo sucio.
Es el dinero mejor invertido de la semana. La primera vez que me subí al Mayor
a esquiar a Navacerrada se me ocurrió que lo mejor sería bajar al niño sujeto
por la cintura colocado entre mis piernas, algo que para el niño es
divertidísimo pero para mi supuso pasar varias horas agachada y sujetando el
peso muerto del niño mientras este me iba dando cabezazos con el casco en los dientes.
A las tres de la tarde estaba yo tirada en una cuneta a punto de llamar al
Samur y el desgraciao con una rabieta de 7 puntos en la escala de Richter dándome
pataditas con la punta del esquí para que dejara de chupar la nieve y volviera
a bajarle por lo menos durante dos horas más.
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2: Prepara tus
brazos. Ya se que se esquía con las piernas, pero lo que te va a hacer falta es
un buen tono muscular en brazos y espalda porque, aunque tu hayas seguido el
punto uno y el profesor le haya enseñado a bajar, haz el cálculo de que se va a
caer un mínimo de tres y un máximo de 8.000 veces por pista y le vas a levantar
tu. Afortunadamente la naturaleza ha dotado a los niños de piernas de goma que
se doblan en ángulos imposibles sin cascarles las rodillas; el problema viene
cuando hay que levantarle y no sabes ni por donde cogerlo. Puede ser útil que
le pongas una cazadora de distinto color que el pantalón, así por lo menos sabes dónde están las piernas.
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3: Atenta a los
remontes. Al principio el niño no monta solo, así que hay que volver a tirar de
fuerza y subirle contigo en el telesquí, lo que supone que mientras con un brazo
te agarras a la percha sujetando tu peso y el del niño, con el otro lo agarras
a el y tratas de evitar que cruce los esquís, te meta un codazo en el estómago
o decida que el se baja antes. En seguida aprende a montar solo, pero esto no
es garantía de que no se caiga. Empeñado en subir a una pista mas alta, el
Mayor se enganchó al telesquí y se cayó en el primer tirón. Yo (madre coraje)
me solté para rescatarlo y mientras intentaba que se pusiera de pie y a ser
posible con los dos esquís mirando para el mismo sitio, una percha traidora me
enchufó tal ostia en la cabeza que desde entonces soy incapaz de conjugar el
subjuntivo. ¿Que por qué no llevaba el casco? Porque por la mañana el Rubio se
había empeñado en que se lo dejara y yo (madre blandi-blut) se lo dejé para que
lo luciera en la cafetería y en la zona de trineos.
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4: Vuela, no
esquíes. En cuanto el niño se ve suelto y confiado, se lanza cuesta abajo sin
frenar, sin conciencia y sin control. Pese a que al principio te sigue como un
patito y gira sin saber muy bien como, en el momento en el que comprende cómo
frenar decide darle un tono de emoción a este rollazo y se tira por la cuesta
al grito de -¡no me pillas!- Y no, no le pillas. Tienes más posibilidades de
despegarle del poste del telesilla que de pillarle. Los muy desgraciaos cogen
una velocidad que desafía a la física, y hacen cosas alucinantes del tipo
caerse hacia atrás, rebotar con la cabeza y volver a incorporarse sin dejar de
bajar a toda velocidad. Si lleváis un marcapasos o estáis en tratamiento por
ansiedad, absteneos de esquiar con los niños.
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5: Diviértete.
Este es mi único consejo serio. Si te desesperas porque el niño no para de
caerse y entras en la espiral de nervios, gritos al niño y nervios otra vez mal
vamos. El profesor que tuvimos el buen sentido de pagar nos explicó que no se
sabe cómo hacen los niños tan pequeños para esquiar, el caso es que lo hacen. De
hecho el no le explicó nada, sólo se lo colocó detrás, le contó el tema de la
cuña, y empezó con las bromas y el cachondeo. Mágicamente el niño bajó detrás
de el siguiendo sus giros. Cuando me quedé con el me puse nerviosa y empecé a
levantar la voz. Inmediatamente el niño dejó de esquiar. De repente lo vi claro,
cambié los reproches por la técnica de la bajada estilo “gallina loca” y en
cuanto el Mayor empezó a reírse me siguió y esquió perfectamente.
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comentarios
Comments ( 13 )
Nunca me ha dado por el esquí pero... creo que desde que te he leído menos. Me ha cansado solo de pensar todo lo que hay que hacer cuando vas con niños.
Pero parece divertido
Uyuyuy, igual te digo. Nunca he ido a esquiar, y mira que tengo la sierra cerquita. Pero es que ahora, con tu historia de niños rebotados y volando sin control, casi que lo voy a postponer unos... 18 años por lo menos. ;P.
Joder que aventura lo de esquiar en si, ya no te digo na con críos, pufff no me quiero imaginar! Al menos estoy segura que el punto 5 lo cumplisteis, es un planazo la verdad!
Lo que me he reído. Nosotros aún no les hemos llevado, por la crisis y porque somos muy perros, yo más lo reconozco. Pero espero que podamos llevarles algún día antes de que se licencien o algo así.
Gran entrada. Muy divertida.
Yo solo esquié una vez en mi vida, y he de reconocer que me lo pasé bien (excepto por las veces que me tiraba de pánico en lugar de caerme).
Los niños, tampoco se sabe cómo, aprenden lo que queremos y más ellos solitos, cuando a nosotros nos lleva tiempo, desesperación y esfuerzo (desgraciados...)
Es cansado pero divertido. Sólo espero que el año que viene sea más de lo segundo que de lo primero
Bueno,yo le pongo drama para que tenga más emoción. También es divertido,es cuestión de probar
Lo que más mola es lo de ir una panda y pasar el finde todos juntos de risas, el esquí tiene eso de especial
Esta la cosa achucha, nosotros hemos ido a una casa que nos han prestado,hay que buscarse la vida. Pero es recomendable si te gusta el esquí,aunque yo ponga aquí mis miserias ( son un poco exageradas,lo confieso)
Yo creo que el truco es que los niños no tienen miedo,por eso nos llevan ventaja! Y tampoco tienen constancia del peligro,hay que tenerlos vigilados
Confieso que comencé a leerte en el curro cuando publicaste pero lo tuve que dejar, porque me meaba de la risa y todo el mundo me miraba.
Blanca es una entrada cojonuda, tanto que va para mi rincón bloguero no se cuando pero lo recopilo.
Te prometo que tengo un mierda de día y post que me saquen la sonrisa valen mucho.
Gracias
PD: en dos semanas vamos nosotros pero solo con trineo, se que habrá post me juego el tipo jajaja
Y yo sin descubrir tu blog hasta ahora... con las risas que me acabo de echar, jajaja. ¡Genial! Todavía no hemos subido a las pistas con la peque, porque este invierno no había cumplido el año. Pero nos embutimos en ropa habitualmente desde hace ya un par de meses, porque vivimos en Viena :) Y por supuesto espero que el año que viene la peque pueda descubrir las pistas de los alpes, así que intentaré recordar tu sabia lección. Sobre todo la del remonte :D
Hola!! He leído que hiciste un disfraz de quesito del trivial. Por casualidad no tendrás fotos? Me las podrías pasar? Es que en las fiestas de mi pueblo nos queremos disfrazar de eso y me serias de gran ayuda. Mi correo es lolia_83@hotmail.com m