El hábil guerrero Ninja sólo porta en su hatillo aquello que le es útil. Vive con sencillez, no necesita acumular.

 

Numerosas son las ocasiones en las que una madre moderna, del siglo XXI y con conexión a Internet ha de resistir la tentacion de coger un trozo carcomido por las termitas de palet de obra y hacerse con el un jardín vertical que se caga la perra. Es que ahí, en las fotos, la cosa parece fácil, pero cuando una tiene dos manos izquierdas ( y es diestra) y la misma  concepción espacial del escarabajo de la patata pues el tema se complica un poco.

 

La cosa viene de lejos, no se crean. Una, que es polifacética, trabajó bastantes años como monitora de campamentos y, aunque nunca llegué a codearme con la élite perroflauta del momento, si que asimilé el concepto principal del trabajo en los talleres con niños: Reciclar y reutilizar, esto último preferentemente. Así que cuando pasábamos un presupuesto para un campamento a un ayuntamiento o a una asociación de vecinos, teníamos en cuenta que muchos de nosotros llevábamos meses en casa guardando tetra briks y cartones de huevos a fin de hacer con ellos desde carpetas hasta sombreros. Ecológico y económico.

 

Cuando llegó el momento en el que mi hijo mayor fue capaz de sostener un lápiz sin chuparlo aproximadamente diez minutos decidí que estaba preparado para hacer cuencos de fruta con un globo y papel maché. El resultado, obviamente, quedará grabado en una pared para siempre a modo de bajo relieve rupestre. Pero yo, inasequible al desaliento y con la inocencia que te da el ser madre primeriza, insistí en hacer nuestros propios juguetes reciclados, tanto que ahora me doy cuenta de que he creado un monstruo.

 

Viviendo en mi casita de papel


 
Todo lo recoge, todo es susceptible de ser convertido en un cohete, un coche o la casa de un gormiti. Es un visionario, el problema es que donde el ve un montón de posibilidades yo veo una caja de mierda. Pero me tengo que callar y alentarle, por supuesto, lo primero porque su creatividad crece por minutos y lo segundo es que ha sido culpa mía y no me entero nunca de que calladita estoy mas guapa. Y la verdad es que los comerciantes, particularmente los de lácteos, no ayudan nada. Ahora han sacado unos yogures líquidos en un envase que simula un muñeco, acabáramos. Por si no tenía yo suficiente con las cajas de cereales, los botes de cristal o las hueveras, ahora tengo un kilo de vasitos de yogur a la espera de que nos sentemos a ponerles ruedas y, a ser posible, hacer que se transformen en robots asesinos del espacio exterior. El es un visionario, pero yo no soy ingeniera, así que a ver que clase de engendro sale de ahí.

Gracias, señores comerciantes de yogures, por poner en el vasito la imagen de un dibujo animado. Mevoyacagaentodolosmuerto

Yo, de momento, y hasta que el síndrome del nido ataque y me de por tirar todo al cubo amarillo, me he comprado una pistola de termo adhesivo y me siento poderosa. Que Martha Stuart se agarre los machos.

¿Eh?  Tanto wasi tape, tanto wasi tape...un poco de basura y tenéis el mejor árbol de navidad de la historia

Comments ( 3 )

On 16 de diciembre de 2013, 13:54 , Ana dijo...

La última de Carliches fue hacer un pájaro con cera de babybel (como no hay plasti en casa...), un clip y una horquilla encontrada en la calle. Se lo dejé meter en el coche al salir del cole (también promoviendo la creatividad infantil, claro) y lo lancé a treinta metros cuando se lo metió en la boca...
Ha llegado hasta a meterse la cera del babybel dentro de un calcetín toooodo un día para que no se la tirase... Al final tuve que tirar también el calcetín...

 
On 17 de diciembre de 2013, 5:42 , La madre del monillo dijo...

Eres lo más lo que me rio siempre leyendote. Te dire que me he hecho con una pistola de silicona y doy miedooooooooooooooo. El monillo lo que ve en todo es instrumentos, ahora tenemos botes de yogurt como tu pa 50 maracas y otro tantos de recipientes todo en modo futuro musical, en fin....

 
On 22 de diciembre de 2013, 13:47 , Anónimo dijo...

Jajaja lo q me he podido reír . Q arte tienes!