Entrena duro, joven guerrero Ninja, pero habrá momentos en los que, pese a tu entrenamiento, serás sobrepasado por la situación.

 

Perdonen que no me levante pero es que aún sigo en estado de shock.

 

 Miércoles por la tarde, tarde lluviosa para más señas, dejo a los niños jugando en el cuarto de juegos/almacén de trastos/buhardilla de casa y me bajo a preparar la cena. En el apartado “almacén” del cuarto de juegos lo que almaceno son cajas con juguetes, ropita y accesorios de cuando eran bebés porque tengo sitio y porsiacaso. A los quince minutos de dejarlos, el Mayor me llama como si se hubiera prendido fuego: -mamaaaaa, que el Rubio se ha hecho caca. Bueno, si, tiene tres años recién cumplidos y a veces se despista. Subo a ver que pasa y cuando empujo la puerta hubiera preferido ver la cara  pintada en la pared que deja John el Rojo que lo que vi.

 

 

En algún momento de esos últimos quince minutos, él había sentido la llamada imperiosa de la naturaleza, aunque no lo suficientemente imperiosa como para bajar un piso y llegar al baño al parecer. Como es igual de listo que de vago, se da cuenta de que al lado de las cajas de ropita hay un orinal. Perfecto, pues aquí mismo. Lo que no hizo bien fue el cálculo de las cantidades, porque los mojones de un niño de tres años que se acaba de merendar un bocadillo de chorizo y un vaso de leche no caben en el orinal de un niño de dos que se merienda medio plátano. Deduzco (y ya es mucho deducir) que parte del mojón, al no caber en el receptáculo, se le quedó pegado al culo y cuando se puso de pie, se despegó y cayó al suelo. Viendo el estropicio e intuyendo sabiamente la bronca que le iba a caer, el Rubio recogió el truño con la mano y lo metió de nuevo en el orinal. Al mirarse la mano se dio cuenta, quizá nunca había reparado en ello, de que la mierda mancha bastante y trató de limpiarla con la otra mano. Entonces se dio cuenta de que mancha mogollón y además se extiende. Como hubiéramos hecho cualquiera de nosotros a los tres años, recurrió a la sudadera del chándal del colegio (cuyo módico precio es de 27 euros) para eliminar los restos biológicos de las manos.

 

En ese preciso momento entro yo y el panorama desolador era este: Un orinal a rebosar, un restregón por el suelo y un niño rubio con una sudadera estampada en marrón y los pantalones por los tobillos que dejaban ver un culo con estampado a juego. Y el Mayor descojonao por los suelos. Ni Carlos González, ni crianza con apego, ni la madre que me parió. Pegué un berrido huracanado y El Rubio, aunque ya lo veía venir, decidió morir matando, y cuando yo le ordené que a la ducha de cabeza el se cruzó de brazos y se negó rotundamente- ¡¡NO!! ¿Que no vas al baño?, por mis narices que vas al baño.

 

Intento sujetarle como puedo para no llenarme yo también de caca hasta las cejas pero el esfuerzo es inútil cuando la criatura chilla, patalea, se sacude como una anguila y se agarra al quicio de la puerta con las dos manos. Si, con esas dos manos. Consigo por fin meterle en la bañera y la luz de la razón le ilumina de repente – mami, una ducha que estoy susio- Si hijo, si, hazme hueco anda, que no eres el único.

Comments ( 12 )

On 11 de marzo de 2013, 4:41 , Pilar / MamásFullTime dijo...

Lo siento, lo siento, lo siento...
Como madre de "dos colillas" debería haber empatizado más con tu relato, lo sé... soy mala, muy mala pero... me he sujetado la boca para descoj****** por lo bajini según iba leyéndote...
No he podido controlarme y que sepas que ha ido in creccendo y se me han caído hasta alguna lagrimilla de la risa, imaginando la escena...
Supongo que no podrás perdonarme, lo entiendo pero... ¡¡qué bien me ha venido la risa!!
Bss mil

PD.- Y encima imaginarme al mayor desternillándose... pues no me ayuda a empatizar contigo... en fin... ;-))

 
On 11 de marzo de 2013, 4:42 , Gemma dijo...

Estoy pensando que le metiste a la ducha con la ropa puesta, por que a veces vas y la quitas antes y si el cuello va un poco apretado van y se lo untan todo por la cara y los pelos!
Y yo me quejo que las mías se echan los fideos encima...
Estos rubios!

 
On 11 de marzo de 2013, 6:46 , Silvia RM dijo...

xDDDDDDDDDD Jajajajajjaaaa ¡solo te hubiera faltado una tarta de chocolate de Ikea para completar el cuadro!

 
On 11 de marzo de 2013, 10:45 , MarthePG dijo...

Jajajaja, tía, me van a echar del trabajo, no paro de reírme, y tengo al jefe en la planta de arriba. Pero tu hijo es genial!!! Y tu manera de contarlo. Mis gritos hubieran sacudido toda mi casa y las dos manzanas colindantes.

 
On 11 de marzo de 2013, 11:11 , Unknown dijo...

Jajaja me descojono vivaaaaaa, xD es buenísimo, supongo que a ti no te haría ningunagracia en el momento, pero esta el la típica historia para contarle a sus hijos cuando los tenga jajaja. Me encanta

 
On 11 de marzo de 2013, 16:11 , Anónimo dijo...

Eres muy buena amiga...pero q muy buena...que risas mas a gusto me ha echado...gracias por estar ahi ;-)

 
On 12 de marzo de 2013, 13:08 , Blanca dijo...

Yo os cuento mis miserias para que os riáis, por lo menos alguien saca algo positivo. Desternillate con confianza!!
Un beso

 
On 12 de marzo de 2013, 13:08 , Blanca dijo...

Estuve a punto de meterle en la lavadora. Porque no cabe,que si no....

 
On 12 de marzo de 2013, 13:09 , Blanca dijo...

Es verdad! El próximo número de estos que me lo monte en la cafetería del ikea

 
On 12 de marzo de 2013, 13:12 , Blanca dijo...

Es que con ese panorama, o chillas o te entra el síndrome de estrés post-traumático

Besos!

 
On 12 de marzo de 2013, 13:13 , Blanca dijo...

Ahora con la distancia me río recordándolo,pero en caliente casi me da algo. Y yo que pensaba que ya era mayor y podía estar sin pañal, que nuevas sorpresas me esperarán!

 
On 12 de marzo de 2013, 13:15 , Blanca dijo...

Ahí estamos,hasta arriba de mierda pero resistiendo!! Y no nos rendiremos
Mil besos