De todos es sabido que para un buen Ninja la vestimenta es fundamental, ya que una de sus funciones como espía es mimetizarse con el entorno y pasar desapercibido. Para la madre Ninja la ropa puede ser un poderoso aliado o un temible enemigo si no la utiliza adecuadamente en cada situación.

Un primer atuendo es el utilizado para ir a trabajar, que, si el trabajo se desarrolla en una oficina sin estar cara al público y con un “ dress code” ( cuanto daño han hecho los blogs de moda) relajado como es mi caso, la cosa a priori no debería ser complicada, vamos, un pantalón y una camisa deberían bastar. Pero claro, los factores externos son determinantes y la madre Ninja debe estar preparada para:

-          Factor madrugón: También conocido como SLP (síndrome de legaña pegada). Básicamente consiste en que si no te has preparado la ropa la noche anterior y tienes que buscarla en el armario o bien a oscuras porque eres la primera que se levanta o bien bajo la presión de que hay un niño chillando “mamá caca” en el cuarto de al lado, lo mas probable es que vayas a currar con el pantalón de chándal de tu marido, la chaqueta que llevaste a la boda de tu prima y un zapato de cada color. Sin calcetines. Esta situación se agrava si solo has conseguido dormir dos horas la noche anterior por causas ajenas a tu voluntad. Yo una vez, tras una noche de dalsy, bronquitis y desenfreno, fui a trabajar con el zapato derecho en el pie izquierdo y viceversa; algo de lo que me di cuenta en la farmacia cuatro horas después cuando me compraba unas tiritas para las rozaduras que me estaban haciendo.
-          Factor “ la mancha fantasma”: Muchos colectivos de trabajadores llevan monos de trabajo o batas en su día a día, algunos con mas razón que otros, porque me vas a comparar lo que se mancha un pintor con lo que se mancha un médico; y desde aquí yo reivindico el mono de trabajo para la madre, a fin de evitar situaciones como tener que coger al niño en brazos porque se ha metido en un charco en la puerta del cole y cuando vuelves al coche tus pantalones negros tienen el moderno estampado “ tye dye” a base de barro. Y tal cual me fui a trabajar.
-          Factor “vintage”: Es más bien un daño colateral resultado de que tu propio instinto de supervivencia te pide a gritos aprovechar esa hora libre que tienes el sábado para echar la siesta en lugar de ir a comprarte ropa. Afortunadamente en ese sentido, la moda siempre da la vuelta y he podido sacar partido a las zapatillas New Balance y la cazadora vaquera con borreguito, en mi armario desde los años 90. Una madre Ninja nunca tira nada de ropa ( esto es una enseñanza muy valiosa de mi sensei, la abuela Ninja)

El atuendo más importante de la madre Ninja es el elegido para la batalla, es decir, para ir a recoger a las criaturas, al Mercadona o al parque. En un principio, sobre todo durante la primera baja de maternidad, yo no me desprendía del traje regional de mi casa, es decir, el chándal. Había días que comía en chándal, salía en chándal y dormía en chándal. Cuando mi marido un día por error me llamó “Luisma” empecé a plantearme que quizá un pantalón vaquero o uno de esos de montaña con muchos bolsillos elevarían mi dignidad y me devolverían algo de orgullo.

Para elegir el uniforme de batalla también hay que tener en cuenta ciertos parámetros, como, muy importante, las apreturas. Aquí no hay que pasarse o no te podrás agachar a ejecutar órdenes insistentes como “cubo, cubo, mío, mío”, rescatar in extremis un chupete de la boca de un perro o solucionar cosas del tipo “mamá, ¿sabes que las llaves del coche caben por el agujero que hay en la valla de los vecinos, los que se han ido un año a Argentina?” Una  madre Ninja debe estar siempre dispuesta a trepar.

Pero, con las apreturas tampoco hay que quedarse corta, que ya hay casos descritos de padres con los globos oculares ultra desarrollados debido a la cantidad de madres que hay en los parques practicando técnicas de agachamiento con escotes de camiseta demasiado sueltos. Por no hablar de la cinturilla de los pantalones, que por algún motivo desconocido el lobby de mentes criminales que diseña la ropa ha decidido que ha de ser lo suficientemente ancho como para que al agacharte se te vea el lugar en el que tanto la espalda como los glúteos pierden su casto nombre, llegando a comentarios como: “Mamá, he visto que tienes algunos pelos en el culo” delante de tus cuñadas.

Así que, la madre Ninja elegirá sabiamente el atuendo, evitando peligros como zapatos de tacón, transparencias, minifaldas y escotes y los sustituirá por botas de pocero, pantalones de montaña y camisetas de cuello vuelto. Ya habrá tiempo de seguir las tendencias, yo ahora, me esfuerzo por seguir entera.

Comments (1)

On 23 de mayo de 2012, 6:04 , Ricardo dijo...

muy bueno!!

me encanta, me recuerdas al tío del programa "el último superviviente", jejejejeje.

un besote